diciembre 19, 2013

PRELUDIO PARA UN ILUMINADO BICENTENARIO (XVII)

Convento de los Capuchinos del Prado de Madrid. En estas instalaciones, y durante una temporada, estuvo ubicado el Colegio de Nuestra Señora de Loreto.
 

El colegio de Nuestra Señora de Loreto y Gertrudis Gómez de Avellaneda.


El 25 de diciembre, dentro de escasos días, celebraremos la Navidad. En la redacción de La divina Tula creemos que es el momento oportuno para hablar sobre una cuestión de la cual se ha estudiado muy poco: Se trata de la vinculación directa que existió entre Gertrudis Gómez de Avellaneda y el Colegio de Nuestra Señora de Loreto, asunto que cuando se ha tratado, ha sido para confundir congregaciones y órdenes religiosas.

Hoy nos proponemos explicar, brevemente, el vínculo directo que unió a la poetisa con el mencionado e histórico Colegio madrileño que hoy está situado en la calle del Príncipe de Vergara.

Como ya explicamos en el post anterior, la Congregación de la Sagrada Familia de Burdeos, fue creada por el padre Pierre Bienvenu Noailles en 1820. Al poco de fundada, sus devotas y precursor se establecieron definitivamente en La Solitude, una vieja mansión en los alrededores de la campiña de Martillac, pintoresca localidad entre La Brède y la ciudad de Burdeos de donde era oriundo el padre Noailles.

Cuando la Congregación de la Sagrada Familia se consolidó en La Solitude, su fundador decidió expandir la acción apostólica por España y establecer en el país una obra educativa. El padre Noailles nombró para esta empresa a su mano derecha la madre Bonnat.

En noviembre de 1843 la madre Bonnat llegó a Madrid acompañada por otra hermana con el objetivo de abrir un centro educativo para señoritas. Los comienzos fueron muy difíciles pero salieron adelante gracias a la ayuda de varias señoras, entre las que cabría destacar, a la ilustre dama Doña Francisca Arteaga de Escalada, la madre de Gertrudis Gómez de Avellaneda, y a la propia poetisa.

Tres meses después, el 2 de febrero de 1844 la madre Bonnat y la otra hermana se establecieron en un piso de la calle del Barquillo, y acompañadas por otras cuatro religiosas dieron apertura a un “Pensionado-Externado” de señoritas conocido como el primer colegio de Nuestra Señora de Loreto. La recién fundada comunidad comenzó con dos niñas y en muy poco tiempo tuvieron 12 internas y cierto número de externas, aunque muy pronto se vieron obligadas a abandonar la casa por culpa de algunos vecinos intransigentes.

La señora Arteaga de Escalada, madre de la Avellaneda, les habló del antiguo convento de los Capuchinos del Prado (1), abandonado desde hacía algún tiempo, y llevó a las monjas a tratar con su propietaria, la duquesa de Medinaceli que era muy amiga suya. La duquesa con una sólida formación y convicción religiosa, se adhirió al proyecto inmediatamente, cediendo las instalaciones de su propiedad para el colegio. Después de solventar las crudas dificultades con el clero español de entonces, el antiguo convento se convertiría en el Colegio de señoritas de Nuestra Señora de Loreto (2) de Madrid, alcanzando en muy poco tiempo un altísimo prestigio. El principal cuidado de su directora, la madre Bonnat, era la educación moral de las pupilas. Algunas de las materias tratadas entonces eran la educación simultánea en español y francés, labor en la que colaboró la propia Gertrudis Gómez de Avellaneda y su señora madre, así como la duquesa de Medinaceli. Gracias a la colaboración de las señoras antes mencionadas la madre Bonnat estableció importantes contactos con la nobleza y la alta sociedad madrileña.

Esta es la vinculación directa de Gertrudis Gómez de Avellaneda con el Colegio de nuestra Señora de Loreto de Madrid. Por esa razón, igualmente, el padre Noailles, se tomó especial atención cuando la poetisa quedó viuda en Burdeos, invitándola a pasar unos días en su sede de La Solitude en Martillac, y envió con ella cuando regresó a Madrid, algunos regalos de culto para el mencionado colegio. “Ha llegado á esta corte la célebre poetisa doña Gertrudis Gómez de Avellaneda de Sabater, que después de la desgraciada muerte de su esposo ha permanecido en Burdeos (…)” decía El Heraldo el 26 de septiembre de 1846 entre sus páginas y agregaba:

(…) hasta que algún tanto repuesta del abatimiento y mal estado á que la redujo el dolor de tan terrible golpe, ha podido, emprender su viaje para Madrid, Ha traído como regalo para las señoras del colegio de Loreto en esta corte algunos objetos de culto que las remiten las religiosas Ursulinas de Burdeos [he aquí un grave error que se repite. No eran las Ursulinas, se trataba de La Sagrada Familia de Burdeos], en cuya compañía ha buscado el consuelo la poetisa española en los amargos días de su infortunio.

Creemos fehacientemente que el actual Colegio de Nuestra Señora de Loreto de Madrid, así como el resto de Instituciones y colegios dependientes de la Congregación de la Sagrada Familia de Burdeos se unirán a los actos por el bicentenario de la gran poetisa, dramaturga y novelista cuya celebración tendrán lugar durante todo el venidero año de 2014.

Y ya que estamos en fechas navideñas nos gustaría concluir el post de hoy con un bellísimo soneto que da término al famoso Devocionario cristiano, una de las más famosas obras de la Avellaneda. A primera vista esta obra pudiera parecer un pretexto para configurar una especie de antología personal de la poesía religiosa de la poetisa, pero no. Su alcance fue muchísimo mayor entonces, y también ahora. Gertrudis Gómez de Avellaneda se convirtió en especialista de oración, como en el pasado lo fueron Santa Teresa de Jesús o Juan de Ávila.


El nombre de Jesús

Es grata al caminante en noche fría
La alegre llama del hogar caliente:
Grata al que corre bajo sol ardiente
La fresca sombra de arboleda umbría:

Grato, como dulcísima armonía,
Para el sediento el ruido de la fuente,
Y grato respirar en libre ambiente
Para quien sale de mazmorra impía.

Es grata, en fin, la lluvia al campesino,
Grata al guerrero belicosa fama
Y grato el natal suelo al peregrino:

Pero más que aire, sombra, fuente, llama,
Lluvia, patria, laurel, ¡Jesús divino!,
Tu nombre es grato al corazón que te ama.


Continuará…

 
Manuel Lorenzo Abdala

 

citas:


(1)   El convento de los Capuchinos de Madrid fue fundado en 1609 por Francisco Gómez de Sandoval -duque de Lerma y valido de Felipe III-, bajo la advocación de San Antonio de Padua. No obstante, durante su historia fue más conocido por el nombre de los Capuchinos del Prado, por albergar a religiosos de dicha orden, quienes tomaron posesión del convento el doce de noviembre de 1609, dando la primera misa el Nuncio Antonio Carrafa, a la cual asistió el rey Felipe III.

El convento estaba situado en la calle del Prado, junto a la casa del propio duque, quien además fue el primer patrón del convento. Posteriormente, el patronato pasó a los duques de Medinaceli.
Del edificio destacaba su iglesia, concluida en 1716 y levantada sobre una planta de cruz latina con crucero y cúpula. En el exterior, la fachada principal estaba precedida de una lonja desde la que se accedía a la puerta principal por una escalerilla. Sobre la portada, sencilla, destacaba una estatua de San Antonio de Padua con el Niño en brazos.

Desamortizado el convento en 1836, quedó únicamente en funcionamiento su iglesia, aunque durante algunos años (1844-1849) fue ocupado por el Colegio de Nuestra Señora de Loreto. El convento y su iglesia fueron derribados a finales de 1890.


(2)   La Institución religiosa del Colegio Nuestra Señora de Loreto es la Congregación de la Sagrada Familia de Burdeos (erróneamente conocidas como Las Ursulinas por ser éstas monjas las primeras en establecer colegios para señoritas en Madrid, aunque nada tuvieran que ver entre sí). El Colegio inicial permaneció durante algún tiempo en el antiguo convento de los capuchinos y tras su derribo en 1890, ocuparon dos casas en el Paseo del Prado, donde permanecieron hasta pasar en 1891 al edificio actual de Príncipe de Vergara, como internado de señoritas.

 

Bibliografía consultada:







El Heraldo, El Católico, El Espectador, La Esperanza, El Español, El Popular, El Católico, El Clamor público y Eco del comercio (Prensa histórica madrileña)

…y otros medios no revelados

No hay comentarios:

Publicar un comentario