octubre 04, 2011

La leche que alimenta la vida

A propósito de la semana de la lactancia en España.

A Brenilde, in memoriam.

He tenido conocimiento, a través de una muy interesante personalidad, que las mujeres se reúnen y discuten sobre los temas que se nos impidió tratar en mí época, y que a mí me parecían entonces como lo más natural del mundo.
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Hablar de lactancia en aquellos tiempos era motivo de vergüenza, dar el pecho a tu bebé, o sea, alimentarle que es lo mismo, representaba un acto antisocial. La mujer debía esconderse para contribuir a la continuidad de la vida y en algunos casos, evitarla porque no era digno ante los demás. Yo fui víctima de esa feroz animadversión, principalmente masculina, por la maternidad y lactancia del bello sexo.
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Me etiquetaron de salvaje, de loca, de  antinatural, y hasta de atea… fui considerada la vergüenza de mi entorno, y me privaron del disfrute de la maternidad y también de la lactancia. Me obligaron a consentir el absurdo capricho de los demás, y sufrí las desgarradoras consecuencias como mujer y principalmente como madre.
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Veintisiete años tenía y, por amor, repito, ¡por amor!, quedé embarazada de mí adorada Brenilde… La sociedad de entonces, a través de mi familia, me obligó  ocultar bajo dolorosas herrumbres, lo que cualquier madre a día de hoy mostraría con inmenso orgullo: su embarazo. Nueve meses después de bajar la cabeza, y cuando la primavera hacía florecer los campos, llegó mi hija. Ocurrió mediante un traumático parto que prefiero olvidar, muy a pesar de las flores… Brenilde nació con una terrible enfermedad degenerativa a causa de los primitivos fórceps de entonces, y quién sabe si por los hierros que se encargaron de disfrazar mi embarazo. Siete meses después, en noviembre, su cuerpecito no pudo más y se fue definitivamente…. Acepté su partida, muy a pesar mío, pero nunca, ¡nunca! me he podido perdonar a mí misma, el no haberle proporcionado la leche que alimenta la vida.

Gertrudis Gómez de Avellaneda.
 
Nota: Brenilde Mª García Gómez de Avellaneda, nació en abril de 1845, y se fue en noviembre de ese mismo año. Era hija del poeta Gabriel García Tassara, que presionado por los códigos sociales de entonces nunca le reconoció como tal, y de la gran poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda y Arteaga. Años después Tassara se arrepentía de lo sucedido ante los pies de la propia Tula.

2 comentarios:

  1. Qué dolor, qué dolor, qué dolor...
    A veces, no sin cierta ingenuidad, me sorprendo sobrecogida al comprobar cómo ha sido la vida de las mujeres a lo largo de la historia...
    Y con ello, la vida de los bebés, de los niños, y de los hombres...
    Gracias, amigo, por este homenaje.
    Un abrazo!

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  2. Ojos con dos lágrimas que intentan leer las letras que escribo... hoy en mi país, seguimos igual ...
    Mientras la maternidad no sea visible a los ojos de la sociedad, nuestros hij@s, hombres y mujeres, son violentados.
    Un abrazo
    gracias por compartir

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